jueves, 16 de agosto de 2012

Aquel día...

Cada gota de lluvia que vi caer, era como ácido aquel día.
No sabía distinguir entre tus lágrimas y el agua caída que impregnaba toda tu cara.
Quizás debería haber llevado mi equipaje cargado de pastillas que evitaran todo tu dolor.
Ahora, aunque no lo creas, las mañanas son diferentes. Acostumbrarme a esta nueva etapa duele y es complicado, pero es lo mejor para las dos.
Siempre te quise y siempre te querré, aunque ahora sea de manera diferente...

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